viernes, 25 de enero de 2019

¿Quien me ha recomendado a Amalfitano?

Me comenta Miguel que Amalfitano es el mejor personaje de 2666 con diferencia y aunque no se si creerlo, porque también me recomendo a Llamazares y me pareció un cargante, esta vez le voy a hacer caso porque me sirve de acicate para no dejar colgado al chileno. Y a estas horas me pregunto qué hace que descubramos o nos enganchemos a autores y libros que en la vida hubieras pensado leer.
Os soy sincero, la delincuencia ha pemitido que descubra libros que en la vida me hubiera comprado. Descargar un libro epublibre para probar, pillarlo en la biblioteca para ver a qué suena, ojearlo en los puf melosos del corte inglés, todo esto tiene su aquel, pero ir brujuleando por las cuevas de Ali baba tambien tiene su encanto.
Repaso el descubrimiento de autores que ahora son mis idolos y me hace gracia descubrir cuando les conocí. Probadlo. 
Recuerdo con mucho cariño mi descubrimiento de Gonzalez Ledesma a partir de la lectura del planeta de Crónica sentimental en rojo, luego le escuche en Negro sobre Blanco en un entrevista con Dragó hablando de El Pecado o algo parecido y ya me ganchó que decian en la traduccion latina del libro de la selva.
A Plinio, el de Garcia Pavón, lo descubrí porque en casa de mi madre habitaba lánguidamente en una balda el libro El reinado de Witiza y finalmente cai en sus brazos. A Montero Glez me lo decubrió el sr NaN un bloguero ilustrado que habita por los entornos del chicodelaconsuelo.
También hay gatillazos como Delibes que te los mandan leer en octavo de EGB, los odias a muerte como me pasó con Camino, y sin embargo , luego los retomas con El Hereje, un libro genial, y piensas a cuantas bolsas de ignorancia te han llevado tus prejuicios.

jueves, 24 de enero de 2019

Viktor Navorski

Cuando Viktor Navorski quisó presentar sus credenciales para llegar a los eeuu, en su pais, Krakozhia, estalló una guerra civil. Se quedo en medio, en el aeropuerto, sin pasaporte en vigor para entrar y sin posibilidad de volver a su anterior estado. Allí, solo y apatrida.
Se fue haciendo amigo de los empleados del aeropuerto que lo veían como un tipo simpático que nada malo les podía hacer. Para los jefes sin embargo, representaba un problema, tanto para los que llegaban como los que se querían jubilar, pero claro no se lo pueden cepillar a lo bestia, así que intentan distintas argucias como dejarlo sin comer, y otras varias mientras lo están constantemente vigilando por las cámaras a ver si lo pillan en un renuncio. Le van cerrando las distintas maneras de ganarse la vida y el va buscándose manera de ganársela y así van pasando cosas y cosas...


Llevo un tiempo que solo siento admiración por Viktor Navorski en este intermedio de estrellas despuntadas en el que me muevo. A un lado la jungla al otro la guerra civil y en medio, o en ninguna parte, la terminal en la que me cobijo a la espera de que se resuelva la encrucijada. Como decía ismael serrano hasta entonces nunca, me habían aterrado de esta forma los aeropuertos.

miércoles, 23 de enero de 2019

Soy un drogadizo de los libros

¿Quien dice que no se puede zapear leyendo? de siempre leo varios libros a la vez; paso de uno al otro, lo dejo abandonado y lo retomo luego. De repente me enganchó y me engullo paginas y páginas hasta llegar al final. Rara vez no termino un libro que empiezo. Varios abiertos en la tablet, otros en ebook, casi todos en papel amontonados sobre la mesa del despacho y la mesilla.
Abro las cuevas de ali baba que pueblan la red y me bajo cosas y cosas que en la vida podré leer. Por ello no dejo de comprar y compro libros en papel, recibo el circulo de lectores donde también caen un par de cada revista. Voy a las librerias de segunda mano, a los rastrillos y compro cosas dificilmente conseguibles. Luego está iberlibro, cuyo uso me he autorrestringido para no caer en la banca rota. Blogs y blogs que intento organizar en los ladillos de las bitácoras, otros blogs donde se leen cuentos e historias. El Jot down para los primeros domingos de mes. El tuiter donde favoriteo artículos largos... Tiempo me falta tiempo para ir de un libro a otro. Me falta tiempo para leer todo lo que me recomiendan, incluso lo que me desaconsejan para poder también yo dar mi opinión negativa. Me "endrogo" que diría mi abuelo con tanta palabra, eres un "drogadizo" de las libros, me diría.
 

Repasando sin mucho detenimiento: Tengo abiertos desde hace tiempo un par de libros de cuentos de Barnes que no me gusta mucho pero que en algún momento tendré que acabarlos (Al otro lado del canal y La mesa limon) me los recomendó Pseudo pero se me han hecho bola. Es devoción lo que siento por Plinio Apuleyo Mendoza y desde el verano tengo abierto Entre dos aguas que lo arranque con mucha fuerza pero luego me da miedo leerlo con desden (ya sabeis que a los libros que se leen mal se les borran las palabras). He empezado a Bolaño y su 2666 de las cinco historias acabo de terminar la primera, voy por la pagina doscientos y pico de las más de mil. Me recuerda mucho a Los detectives Salvajes que se me derritió entre las manos sin pena ni gloria. Hay un par de autores/psiquiatras a los que nunca sé si leo o releo porque siempre están a mi alrededor uno es Luis Rojas Marcos (Eres tu memoria y superar la adversidad) y el otro Castilla del Pino. En verano comencé El quijote en una versión digital con muchos y acertados pies de página, me cautiva el lenguaje tan peculiar, no tengo prisa y lo dejé en su primera vuelta a casa. También El cuaderno gris de Josep Pla traducido por Ridruejo que es una maravilla y me voy leyendo de vez en cuando un dia y al tiempo otro. No todo tienen que ser tochanas así que de relajo me leo un policiaco. Me leí Ritos de Muerte de la inspectora Petra Delicado que fue su excelente primero y he seguido por uno que le mandan penes a casa y que ahora no tengo ganas de buscar el titulo, lo llevo por mitad y como lo tengo en el ebook puedo leerlo en la cama sin despertar a la contraparte que se levanta a las cinco y media y no son cosas de bombillearla. Hablando de la parienta se ha terminado uno de Alejandro Palomas que le ha encantado, se titula Un amor, y por eso de no llevarle la contraria me lo he comenzado bajo amenaza de dejarlo si me sopla una sola palabra, voy por la cien, voy a toda prisa  para que no me espoilee (es superior a sus fuerzas no hacerlo). En el ordenador me leo El aroma del tiempo del filosofo Byung Chul han (El chulo jan para el Sr NaN y sus amigos) luego sigo con los libricos de historia (hay uno que me hace gracia que es Historia virtual de España, o algo así, recrean qué hubiera pasado si no hubieran sucedido determiandos acontecimientos y que yo recuerde así está la cosa, pero seguro que tengo empezado alguno más.

martes, 22 de enero de 2019

Apagar las ganas de escribir un rato

Apagar las ganas de escribir un rato. Entretener el cansancio antes de leer hasta dormir. Así, como el que ve un concurso de cocina antes de acostarse. Esa sensación nocturna de irse agotando que tanto me acompaña, no como estar cansado, sino más bien como estar gastado. 
El otro día estaba empachado de palabras, tantas que no podían salir y como no existe un laxante de ideas, me puse a desaguar en un papel versillos sin ton ni son, y empecé a escribír a lapiz una descripción a lo loco tan sobrada de adjetivos blanditos que se pegaban unas palabras con las otras sin poderlas separar. Era sobre la India y se lo leí a mi mujer como cuando eramos novios que me obligaba a  leerle los cuentos que escribía por muy malos que fueran.

Se echó a reir.
- ¿Qué te pasa no te gusta, no? 
- No te enfades, es que me sonaba a las mismas palabras de siempre, como si ya la hubiera leido mil veces y me ha hecho gracia.
- Es que igual me estoy gastando.
- No seas lloricas, simplemente no me ha gustado. No hagas un drama.

Escribimos para ser leidos, pero no creo que todo lo que escribamos tenga que ser leido. Solo tras escribir mucho, se escribe un poco. Y los diarios tienen la virtud de tamizar lo que nos pasa y solo quedarse la piedra gorda, la vida subrayada, la duda que resalta, la imagen con vocación de hacerse postal. El resto se escapa por el sumidero del dia a dia como si nada hubiera pasado. 

El diario hace de tamiz que solo perpetua lo que resalta. Qué va a quedar de estos días, en los que de los blog solo quedan reseñas efímeras y lamentos por la decadencia de los viejos blogueros. Quizá es que hemos perdido la transigencia hacia lo mediocre que es sin duda el camino inevitable hacia lo sublime y las jacenas que sostienen el peso de lo especial. Solo queremos dias de sol o dias de lluvia, no queremos dias marrones y aburridos como los de la canción.
Lamento mucho cuando las bitacoras que sigo dejan de escribir porque me imagino una renuncia silenciosa a la intrascendencia. Cuantas veces he dicho, no escribo porque no se me ocurre nada. Y es posible que ese momento sea quizá el que mas haya que escribir.

Yo al menos, este año he tomado la decisión de escribir más, cuando tenga menos cosas que contar.