lunes, 19 de julio de 2021

Dime cinco palabras.

 Virtualidad, aplazamiento, incredulidad, desigualdad y miedo.

Si tuviera que destacar algo sería la virtualidad. La vida ante una pantalla. El trabajo ante una pantalla. La opinión ante una pantalla. Todo tan susceptible de ser cierto como incierto; de existir o de fundirse en negro. Las clases de los chicos en una pantalla. Hasta el futbol se ha hecho imagen sin jugadores.

Por otro lado la vida entre paréntesis, las citas aplazadas, los eventos aplazados, las decisiones aplazadas como si las penas y las alegrías estuvieran aplazadas hasta lograr la inmunidad de grupo.

La incertidumbre que se vive a solas convertida en incredulidad. Las fuentes dudosas. Porque si mala es la incertidumbre peor es la incredulidad. Desconfiamos de todos, desconfiamos absolutamente de quienes nos gobiernan, de quienes nos aconsejan, de quienes predicen.

La desigualdad. La percepción distinta de lo que está pasando según como te toque la feria. La gente que ha perdido allegados. La gente que ha tenido que dejar su negocio. El funcionario que se ha dejado los huesos en un hospital y el funcionario que se ha pegado ocho meses de teletrabajo con cita previa por favor atendiendo a tres. Quienes hemos podido disponer de pantallas y los que no.

Y desde ahora un miedo que envenena mis sueños.