jueves, 24 de enero de 2019

Viktor Navorski

Cuando Viktor Navorski quisó presentar sus credenciales para llegar a los eeuu, en su pais, Krakozhia, estalló una guerra civil. Se quedo en medio, en el aeropuerto, sin pasaporte en vigor para entrar y sin posibilidad de volver a su anterior estado. Allí, solo y apatrida.
Se fue haciendo amigo de los empleados del aeropuerto que lo veían como un tipo simpático que nada malo les podía hacer. Para los jefes sin embargo, representaba un problema, tanto para los que llegaban como los que se querían jubilar, pero claro no se lo pueden cepillar a lo bestia, así que intentan distintas argucias como dejarlo sin comer, y otras varias mientras lo están constantemente vigilando por las cámaras a ver si lo pillan en un renuncio. Le van cerrando las distintas maneras de ganarse la vida y el va buscándose manera de ganársela y así van pasando cosas y cosas...


Llevo un tiempo que solo siento admiración por Viktor Navorski en este intermedio de estrellas despuntadas en el que me muevo. A un lado la jungla al otro la guerra civil y en medio, o en ninguna parte, la terminal en la que me cobijo a la espera de que se resuelva la encrucijada. Como decía ismael serrano hasta entonces nunca, me habían aterrado de esta forma los aeropuertos.

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