martes, 23 de agosto de 2016

Habrá que sacar punta a los lápices.

La tarde se deshace en un rumor de palabras, los paseantes perfilan la orilla sin mas destino que el regreso, los niños entretienen las horas con gritos de tulallevas y la playa va extendiendo las sombras de un sol cansado de tanto día.

Quiza sea que el aire se desgasta, que el mar se adormece en sus ultimas olas, quiza que el estio va con pasos cansinos hacia septiembre como el partido que se deshoja en minutos sin importancia con el marcador decidido.Sera que el verano siempre se escribe con la emocion impostada del periodista deportivo.

Habrá que ir retirando la lona con la que los jubilados cubren sus coches en desuso para guarecerlos del polvo y la resina. Habrá que borrar archivos de la memoria de bolsillo, habrá que arrancar las paginas mordidas de los diarios, esas que solo tienen la primera frase de una historia sin hacer. Habrá que sacar punta a los lápices.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Engañando primaveras desde mi estío.

A veces hago guiños a las primaveras para engañarlas; les hago creer que son veranos, que su sol calienta y que esa sensación de mariposas con la que cada año nos asombran, no es sino una quietud estival de mar salada y grillos de la siesta.

Intentan abrirme el corazón como en mi adolescencia y yo les respondo con una quietud de meridiano en ese espacio de tiempo en el que se agostan los sueños, antes de ser deudor de todos nuestros  recuerdos

Me miran de reojo, se insinúan con sus colores de entretiempo, pero yo me mantengo impasible, tumbado, mirando ese cielo azul plano y sin matices del tiempo que nos adelanta.Son esos días en el que las ideologías dejan de tener atractivo y valoras más un beso que mil discursos, el amor de la siesta de un dia impar (de cada tres) que mil aleatorios tomados al asalto en cada trasnoche de verano.

A veces hago guiños a las primaveras para engañarlas y las espero desde agosto y julio pensando que vengo de regreso sin que realmente haya llegado todavía a ninguna parte. 

jueves, 4 de agosto de 2016

Aviones y trenes

No me gustan las metaforas que comparan la vida con un tren. El tren que pasa y no vuelve, las vias que te obligan a seguir para no descarriar, la maquina que tira de los coches sin pararse nunca y que jamás concede una segunda oportunidad.
Es cierto que aquella mañana de mayo dejé pasar tu tren sin subirme; es cierto que vi cabizbajo y de reojo tu cara esperanzada mirándome desde nuestro mar de cristal y es cierto que me quedé varios dias en la estación silenciosa y rosa donde pactamos que subiría para irnos lejos por fin.
No sé como explicarte ahora que no pudo ser. Pero si mañana me llamaras sin echarme la culpa, sin preguntar por estos años de intermedio; si mañana me dejaras huir arrepentido de este tunel  en el que he vivido, me dejaras salir justo por la boca del aeropuerto que lleva a vuelos sin reserva, si me dejaras. Te buscaría allí donde estuvieras, enlazaría caminos sin señalar, uniría con lineas rectas rutas y paises imposibles, viviría semanas en trasbordo y facturaría con denuedo mis sueños en transito hasta llegar a tí. No me gustan las metaforas que comparan la vida con un tren porque no dejan hueco para unir los destinos por vias secundarias que a fin de cuentas, son las que utilizamos todos para darnos otra oportunidad.

lunes, 1 de agosto de 2016

PIzzas Dos por Una

Esa mañana dejó la carta cerrada sobre la cocina. Le decía adios para siempre y le confesaba verdades y ansiedades de su vida en común. Cuando llegó la señora de la limpieza la mezcló junto con la propaganda de Telepizza dos por una y otra de Academia de repasos Felez. El no la leyó.
Ella regresó aquella noche cabizbaja y arrepentida. No le preguntó, apenas le miró a los ojos. Se acurrucó en la cama a su lado tras ver la serie de médicos. Y salió de ella la iniciativa para hacerse un amor triste como perdón por la huida no consumada. Se follaron en silencio en un orgasmo ensimismado y profundo.
El parecia distinto pensó ella, para mejor, y valoró cuanto le había afectado aquella carta sobre la mesa hacía ya un mes. El la vio transformarse en los últimos treinta dias en una dulzura de edad madura que hacía olvidar los sinsabores de antes.  Hoy le iba a encargar una pizza barbacoa de esas que tanto le gustaban a ella y fue al cesto donde la señora de la limpieza solía dejar la propaganda de dos por una.

Palabras a mano

Un calendario de agostos. La necesidad de empezar de nuevo. Ser otra vez palabra a mano en un cuaderno, a una cara, sin reverso. En prosa, sin verso, en poema. Sin más significado que dejar escuchar mis mantras en voz alta, mis desvarios, mis cadencias, digo mis carencias, mis madrugradas sin sueño.
Hacer de cada beso un cuento, escribir un verso largo y lento. Solo veinte lineas, un diario de agosto. Un disparo de enero. Un patchword de estios. Veinticinco lineas a lapiz, algún microcuento. Trozos de ayer, fotografias inventadas, amantes plagiadas por escritores viejos. Calles que recuerdo de mis viajes y una descripción precisa de tu cuerpo que solo tiene un defecto: el existir solo en mis sueños.