miércoles, 10 de agosto de 2016

Engañando primaveras desde mi estío.

A veces hago guiños a las primaveras para engañarlas; les hago creer que son veranos, que su sol calienta y que esa sensación de mariposas con la que cada año nos asombran, no es sino una quietud estival de mar salada y grillos de la siesta.

Intentan abrirme el corazón como en mi adolescencia y yo les respondo con una quietud de meridiano en ese espacio de tiempo en el que se agostan los sueños, antes de ser deudor de todos nuestros  recuerdos

Me miran de reojo, se insinúan con sus colores de entretiempo, pero yo me mantengo impasible, tumbado, mirando ese cielo azul plano y sin matices del tiempo que nos adelanta.Son esos días en el que las ideologías dejan de tener atractivo y valoras más un beso que mil discursos, el amor de la siesta de un dia impar (de cada tres) que mil aleatorios tomados al asalto en cada trasnoche de verano.

A veces hago guiños a las primaveras para engañarlas y las espero desde agosto y julio pensando que vengo de regreso sin que realmente haya llegado todavía a ninguna parte. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario