Excluir queda feo en esta sociedad occidental de postguerras. Se han subrayado artículos pomposos en los que se ha conseguido que todos tengamos ticket para subir al tren y que nadie se quede esperando en la puerta. Las colas en la calle quedan frustrantes y los trámites hay que hacerlos por internet para que nadie interprete mal filas que dan la vuelta para un puto sello en la oficina de empleo. Ya estamos todos dentro en este occidente de bulimias y libertades y ya tenemos todos carnet de ciudadanos que nos legitima a pedir derechos al gran hermano omniscente e invisible llamado Estado. Y con eso nos hemos conformado.
Ahora, el truco de esta sociedad de mierda que nos hemos inventado es sustituir la exclusión por la segregación disfrazada de especialización. Como nos hemos obligado a que estemos todos dentro por imperativo legal, lo que tenemos que conseguir es diferenciarnos porque "todos somos personas, pero todos somos personas distintas". Es cierto que esta argucia de la igualdad de oportunidades y los itinerarios diferenciados para llegar supuestamente al mismo objetivo se la inventó el liberalismo pero éste no es peligroso, porque ya lo conocemos; al liberalismo de verdad se le ve el rabo y los cuernos. El problema no son los neoliberales, son los neofachas disfrazados de progretas.
La primera segregación del progresismo viene por el nacionalismo, ese cancer que invade por metástasis tanto los pensamientos de derechas como los de izquierdas. Los nacionalistas son por definición segregadores tanto los que llevan la bicolor con aguilucho como los que se envuelven en señeras y me toca los cojones que unos se digan de derechas y otros de izquierdas. A unos se les ve más de lejos por alegar razas y apellidos como bandera; a otros menos "nosotros no excluimos pero para acceder a un puesto de basurero hay que diferenciar los que saben de los que no saben nuestra lengua". No se excluye, se diferencia.
La segunda segregación viene por la ocultación del distinto. Siempre hace feo en un lunch (o en un networking solidario) los presidiarios, los maricones y los subnormales (disculpen la nomenclatura pero así nos entendemos). A ver quien tiene guebos de pararlos en la puerta. Lo que queda bien es dejarlos entrar, pero a la vez construir salas aparte: aulas de "niños especiales", promover días del "orgullo gay" diferenciados de los demás dias de discriminación y elaborar programas sociales para identificar a los "internos" que han cumplido condena de entre los ciudadanos pacificos que nunca hemos roto un plato (osea nosotros y nuestros valores dominantes). Foucault siempre en el recuerdo como estudioso de la segregación.
Los gitanos de las favelas tienen derecho a la educación, pero lo más importante es la cercanía al domicilio (osea a su favela) para que en un circulo vicioso nunca salgan de su barrio no vaya a ser que molesten a los demás. Algunos inspectores de educación que dormitan en la comodidad (papelico papelico y grapa) de tener colegios en zonas especiales (digo segregados en barrios marginales) mientras en sus otros coles asignados los niños juegan felices al futbito y al softball en un centro de los publiasépticos o concertado. "Nosotros admitimos a todos, somos progresistas; los que segregan son los privados, lo que pasa es que a nuestro cole no vienen gitanos porque prefieren estar con los suyos cerca de su domicilio". Ya, lo mejor para evitar la pobreza es no verla.
Junto a la cercania al domicilio (los ricos con los ricos, los pobres con los pobres) otro brillante invento segregador en educación (digo especializador) es el de crear un concepto de "raritos" tan amplio que no permita identificar "a los raritos de verdad". Hagamos un concepto tan amplio que junte al virtuoso del violín, al niño adoptado, al rumano que habla mal español y al sindrome de down y le llamaremos ACNEAE de esa manera nos da juego para elegir un "rarito light" no vaya a ser que nos toque el mongolo y nos joda la clase. Para que no nos toque acnee hacemos el aneae.
El tercer modo contemporaneo de segregación en la educación es la especialización. (colegios especiales y diferenciación cuanto más temprano mejor y si es desde que nacen, o antes, ya perfecto). Como el autista retrasa a mi niño (que con una madre como tú será un retrasado inevitable vaya con quien vaya), no puedo excluirlo de la educación, pero lo mejor para él (el buenismo progreta que siempre sustituye mi decisión por su dogma salvífico) es ponerle en un cole especial. Mientras, por supuesto, yo que soy libertaria lucharé a muerte por la asignatura de valores igualitarios contra la de religión porque todos los curas son unos fachas que tocan la colica a los niños.
De todo lo hablado, esta tercera me parece la forma de segregación más peligrosa por falsaria. Es tramposa porque plantea una falsa dicotomia entre colegios normales y especiales, una cosa es la necesidad de segregación y otra las necesidades educativas individualizadas y eso no va pegado al tipo de centro. Ultimamente se valen de dos verdades para argumentar su mentira (recordemos que la concurrencia de dos verdades no hacen a la una causa de la otra).
La primera verdad es utilizar a los maestros de escudo humano: como no hay medios para una educación individualizada (es cierto) sacamos a los sindicatos para poner goma 2 a la educación integrada o inclusiva (no tiene que ver). Parto de la buena voluntad docente y ni me refiero a los profes vagos que prefieren librarse del crio en un especial para no tener que estudiar la patología específica de su alumno. Tampoco trato porque me parece comprensible que quien trabaje en un especial defienda exclusivamente a los especiales (esto va de si).
La segunda verdad es más dolorosa y es que determinados crios o en determinadas edades tienen un itinerario inclusivo dificil o imposible . Esto es cierto, lo que bordea la mala fe es utilizar a estos niños, los menos, como representantes de la totalidad de discapacitados. Pones a una persona con una paralisis cerebral extrema o de una agresividad incompatible para justificar la imposibilidad de integrar a todos los discapacitados. Especialización no ha de significar necesariamente segregación: no estoy en contra de los colegios especiales, quede claro, igual que si un niño está enfermo debe ser hospitalizado, pero eso no significa la segregación automática de cualquier niño "distinto". Claro que la discapacidad molesta, pero es que estamos construyendo una sociedad de blanditos poco resistente a las normales molestias derivadas de la igualdad de derechos (a los raritos no les damos donativos tienen derechos).
Importo aquí este post que me ha gustado de mi primo el gafotas aunque de las diez frases y mil caracteres que promete ha pasado a un ladrillo.
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