sábado, 2 de noviembre de 2019

El Renacimiento de la idolatría de la violencia en la Europa Pija.


Existe un renacimiento de la idolatría a la muerte y a la violencia en la Europa Pija. Siempre ha existido, en ese culto a la muerte de un cristianismo que se recrea en la pasión de su dios, el fin que justifica los medios, la santa desvergüenza, la santa coacción, la santa intransigencia; la religión que justifica la agresión en guerras santas y cruzadas como método de conquista intelectual del infiel. Y ahora que creíamos tener al dios violento encerrado y maniatado, ahora que habíamos desactivado la dictadura marxista muerta a pedradas con los restos del muro de berlín, precisamente ahora reaparece el culto a la intransigencia y el ensalzamiento de la lucha armada como método de reacción frente al enemigo en el marco europeo occidental.

Todo parte de la deslegitimación institucional por parte del populismo (de izquierdas y derechas) bajo la bandera del pueblo oprimido y el nacionalismo patriotero. Es cierto que nunca había muerto del todo el amor a la destrucción regenerativa de las culturas. Algo tiene que morir para nacer otro, no se construye una nueva ciudad sin ver arder sus templos decían. El conflicto marxista, el guerrillerismo santificado bajo la cruz de la teología de la liberación, la lucha de clases violenta ha pervivido en un pensamiento emborrachado de romanticismo pinturero de patrias, libertadores y naciones. Pero el populismo pijo europeo lo ha reavivado como la lumbre que humea y renace de improviso. Como el niño que se pega un tiro jugando con la pistola de papa.

No hablo de la revolución de la pobreza en Asia o Latinoamérica (incluso a veces pobreza europea) hablo de ese populismo europeo que justifica la violencia en un sentimiento de impotencia y frustración por la incapacidad de obtener los logros por los cauces institucionales. El populismo que envuelto en la bandera del pueblo, su pueblo, lleva necesariamente al incendio de las instituciones y los métodos democráticos como único cauce que les salve de su derrota. Excusas, muchas excusas del populismo de izquierdas al decir que la democracia europea occidental ampara y estructura la violencia capitalista de cuello blanco. Excusas muchas excusas del populismo de derechas defendiendo el derecho natural, las naciones preexistentes al ordenamiento jurídico, las patrias previas a las constituciones por no sé qué legitimidad histórica.

Hicimos, en Europa, unas constituciones fuertes para que los totalitarios no las desmontaran como Hitler cuando subió al poder. Hicimos unas constituciones fuertes que definieran un marco de seguridad para evitar dictadores y segregadores. Es cierto que fue la paz liberal que ha permitido un capitalismo carnívoro y voraz pero también es cierto que es la paz que ha permitido que quienes antes morían fusilados en las tapias de los cementerios por militares descerebrados ahora se puedan sentar en parlamentos incluso para defender sus opciones violentas. No sé como no nos damos cuenta de que si rompemos las reglas alguien más fuerte puede querer imponer las suyas que igual son mil veces peores.

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