martes, 11 de septiembre de 2018

Somnoliento y caduco



No encuentro tardes para escribir. Desde hace un tiempo, los versos se agotan en un cansancio somnoliento y caduco que adormece las ideas como si fuera otoño. No puedo sentarme y dejarme ir aguas abajo flotando sobre el tiempo como un velero, que recitaba el poeta y cantaba Camarón. 
Lucho esquivando remolinos dirigiendo nabatas rio abajo cuando acaba de deshelar. No adelanto, más bien nado a contracorriente como remontan los salmones los rios atlánticos para desovar y morir en la cumbre.
Es un tiempo, este, que atraviesa la edad media oscura e informe.Vivo buscando con ansia un Bascombe para que nos venda una casa definitiva a la orilla del mar. Vivo reencontrandome a tipos como aquel que se me parecía y que a veces llamaba yo. Nunca he comprendido a esa gente que prefiere jugar de negras y sin embargo ahora me siento como ellos y es que quizá sea ese momento de la partida en que estás más pendiente de no cagarla que de buscar el ataque final. 
Solitario, viejo y triste como la nieve en abril que cantaba el abuelo en las tardadas prontas de invierno.Y es que en mis últimos ripios veo las estaciones escapar una tras otra sin solución de continuidad como un rosario de cuentas gastadas manoseado por viejas ateas en una salmodia sin final.
No es tristeza es cansancio como subir de la playa en los dias de sol.


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