domingo, 31 de julio de 2016

Un calendario de agostos

Hoy es una de esas mañanas de verano en las que se maceran las ideas y las palabras se deslizan a lapiz en cuadernos por estrenar. Siento el amargor del café entre mis labios y la mañana lenta, muy lenta, como en espera.
Veinticinco líneas que son esa cucharada a medio guiso que comprueba el grado de cocción de esta vida sin oleaje. No es lo mismo la falta de ruido que el silencio, no es lo mismo. No entiendo que a veces sea más facil acostumbrarse a la paz que a la guerra. Al sosiego que al desasosiego.
La puta inercia que hace del sobrealiento una forma de vida; como si lo normal fuera correr, esquivar la llamada, echar balones fuera. Busco un reloj sin saetas, un calendario de agostos para alargar más mis poemas.

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