domingo, 30 de diciembre de 2018

Juegos de amor en la edad tardía.


Un domigo cualquiera de otoño, el vermú que se alarga, el alcohol de mas, la tarde de añoranzas en una guisqueria de barrio y al final tan solos tu y yo, como antes,como siempre, sin más.

Me cuentas cosas de nuestros hijos mientras yo te relato mi desesperanza que me corroe como a los ratones el tiempo. Tu viajas a nuestros primeros descubrimientos de sexo compartido. Yo arrebujo tu cuerpo contra el mio, inhospito e inseguro. Te sugiero entre susurros recuerdos de mi inicio torpe de entonces. Nos reimos recordando nuestras manos de trapo, nuestros manoseos de coche, nuestros orgasmos sin aprender.

A veces, pocas veces como hoy, el sexo recordado da argumento a nuestros besos sedientos de ahora.  Viajamos a lo humedo, como reconociendo de nuevo nuestras manos, vestimos nuestros deseos compartidos con excursiones secretas a lo más profundo del otro y poniendo parentesis a tantos días de rutina derrotados en común, nos amamos hasta desbordarnos en esta tarde tranquila y añil.

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