domingo, 22 de abril de 2018

Guerra Civil y banderas rotas.



Mi abuelo nunca me contó historias de la guerra, evitaba hablar de rencores fraticidas, expropiaciones de sueños, venganzas sostenidas en el tiempo. Mi abuelo nunca me habló de bandos, él que estuvo en el de Durruti y Ascaso de quienes hablaba pestes, por cierto. “Todos sabíamos que los fascistas eran lo peor, lo que más nos dolió fue descubrir que los nuestros no eran mejores”.
Mi abuelo nunca me contó historias de la guerra, me habló mucho sin embargo de la retaguardia y la posguerra. Me habló del hambre, de la cárcel, de juventudes robadas por fusiles y banderas  (“Quién nos resarcirá de nuestra adolescencia destruida” gritaba el poeta) de hospitales de muerte; de tísicos y amputados; de madres llorando a las puertas de morgues improvisadas.
A menudo me detengo a pensar cuántas mentiras tendrán que soportar los nietos sin abuelos bajo la excusa de cuarenta años de silencio. Me pregunto, si esta relectura maniquea de hoy durará otros cuarenta que sumen ochenta de oscuridad. La historia de España como arma que se tira a la cara del enemigo, decía el profesor Ramírez.
La narración torticera que pretende unir a los hijosdeputa de ahora con los hijosdeputa de entonces; como si entre ellos tuviera que existir necesariamente una relación de causalidad. Estoy arto de que no se pueda criticar a los extremos sin que te acusen de equidistancia.
Mi abuelo nunca me contó historias de la guerra, quizá porque tenía guardadas en un altillo cerrado con siete llaves todas sus banderas rotas. Quizá porque tiró al rio las llaves no fuera que a algún nieto le diera por enarbolarlas para defender con las ilusiones fallidas de entonces las injusticias de ahora.

5 comentarios:

  1. La única abuela que llegó a una edad en la que yo pudiera entender, lo único que me transmitió es que no se debía desaprovechar nada que fuera comestible y que ningún político era de fiar, el resto se lo guardó para ella y eso que hasta un hermano perdió.

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  2. No soporto el concepto de "memoria histórica"
    me parece como si se quisiera escribir de nuevo
    lo ya escrito.
    Eso no significa que no esté de acuerdo
    con buscar y desenterrar a quien proceda,
    de lo que no estoy de acuerdo
    es en volver a tirar la historia
    (por otra parte desconocida)
    a la cara de los oros.

    Y me pronuncio:
    alguien que es profesor universitario de politicas como el infame iglesias y desconoce como se desarrollo el proceos autonomico andaluz,como demostró en el famoso debate, no puede permitirse defender una vision partidaria y torticera de la transición y la segunda república. Primero estudia y luego opina.
    O si quieres opina pero no me pidas que te tenga en consideración.
    Como dice Sabater ni te voy a pegar ni a encerrar, pero no puedo ser transigente con quien dice gilipolleces.
    Amen

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  3. ¿Te has leído el de "Contra el separatismo" de Savater?

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  4. No, el tema del separatismo la verdad es que cada vez lo sigo menos. Se me representa como si un amigo se te hace testigo de Jehova que lo respetas porque es tu amigo pero por dentro te planteas que narices le ha podido pasar a una persona normal para haber perdido el juicio.
    Savater (con v) me gusta por su tono provocador de niño de casa bien. Cuando les increpo en euskera a unos tozoloneros abertzales que no sabian ni hablar en vasco.
    Siempre que viene a mi pueblo voy a verlo. Discrepo mucho pero siempre aprendo.
    Besos.

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  5. Lo mejor que se puede hacer para demostrar que los errores de la historia se han aprendido, es no repetirlos, y aquí parece ser que nadie quiere olvidar, o no quiere olvidar cuando le conviene.
    La única bandera por la que lucharía, es por una blanca.

    Tu abuelo era un tipo listo ;)

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